A todos nos ocurre que ciertas comidas o ingredientes nos
caen mal y, a pesar de que nos gustan, no
podemos disfrutar de ellas con plena libertad. Es el caso del pepino, una
hortaliza que no a todos suele caerles bien.
Para poder consumir pepinos sin miedo a que nos dificulte la
digestión es recomendado pelarlo todo o
al menos quitarle una parte de su piel. Esto se debe a que la piel del pepino
posee ciertas sustancias que en algunas personas pueden llegar a causar que las
paredes del intestino se irriten.
Pero existen otras formas de hacer que el pepino no sea bien
digerido por tu organismo. Una de ellas es cortar la punta de su parte
posterior y luego frotarla con el resto del pepino hasta que elimine un líquido
blanco de su interior.
Siempre ten en cuenta que es aconsejable comprar pepinos
frescos, que no estén blandos y que sean lo más verdes posible, es decir, antes
de que comiencen a volverse amarillentos.